En esta Revolucion se recapituló el Período Lunar y muchas de sus condiciones prevalecen
(aunque en grado superior) como las obtenidas en el globo D de aquel período. Hubo la
misma neblina ígnea como atmósfera; el mismo centro ardiente; la misma división del
globo en dos partes, con objeto de permitir que los seres más altamente evolucionados
tuvieran una oportunidad para progresar al paso y calidad apropiados, que seres como
nuestra humanidad no hubieran podido igualar.
En esa revolución los Arcángeles (la humanidad del Período Solar) y los Señores
de la Forma se hicieron cargo de la reconstrucción del cuerpo de deseos, pero no hicieron
solos ese trabajo. Cuando se verificó la separación del Globo en dos partes, hubo una
división semejante en los cuerpos de deseos de algunos de los seres evolucionantes.
Hemos ya indicado que cuando tuvo lugar esta división, la forma estaba pronta para
convertirse en vehículo de un espíritu interno, y con objeto de llevar más adelante este
propósito, los Señores de la Mente (la humanidad del Período de Saturno) tomaron
posesión de la parte más elevada del cuerpo de deseos e implementaron en él el yo
individual, sin el cual el hombre actual, con todas sus gloriosas posibilidades, no hubiera
podido existir.
Así que en la última parte de la Revolución Lunar, el primer germen de la
personalidad individual quedó implantado en la parte superior del cuerpo de deseos por
los Señores de la Mente.
Los Arcángelescontinuaron obrando sobre la parte inferior del cuerpo de deseos,
dándole los deseos puramente animales. Fueron ellos también los que trabajaron sobre el
cuerpo de deseos cuando no había división alguna sobre él. Algunos de esos Arcángeles
se convirtieron en los vehículos del espíritu-grupo animal, que trabajan en ellos desde
fuera, y nunca penetran del todo dentro de las formas animales, como el espíritu individual
lo hace dentro del cuerpo humano.